Todos están equivocados, todos a la vez

No quiero debatir nada con ustedes.


Nadie quiere saber mi opinión.

Burnout o el síndrome de tener los huevos al plato

    Adrián Dárgelos, el mejor poeta feo de nuestro tiempo, escribió una vez "Me caga que me expliquen cómo es el mundo si al final todos están equivocados, todos a la vez". En este texto no se encontrarán más que reflexiones cansadas sobre un sujeto cansado, demasiado sujetado a su tiempo. Hace un par de semanas sufrí niveles de hartazgo, paranoia y delirio extremos incluso para mí, los cigarrillos acompañaron todo lo que pudieron, pero no daban abasto. El caso es totalmente patético: internet me sobrepasó. En realidad las redes sociales aplicaron niveles obscenos de estupidez virtual sobre mi conciencia, el debate cíclico, las respuestas preconfiguradas, los hilos ideológicos bien ajustados a cada razonamiento revolucionario y un constante "volver a" lugares que nunca existieron colapsó mi mente.
    El término liberal para esta sensación es burnout, una pagina aleatoria de internet lo define como "una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal", no me interesa ahondar en la obviedad de hablar de despersonalización y desempeño laboral en un supuesto diagnóstico. Lo que me parece un síntoma de época es la tendencia a patologizar el hartazgo con el mundo, esta especie de síndrome de tener los huevos al plato con el mundo, ya sea virtual o no, es visto por una parte grande del mundo académico como una patología que atenta contra la productividad. Disfrazado de crítica al propio capitalismo, el progresismo psicológico establece como patologia a las consecuencias del sistema, el burnout es una consecuencia de una época pelotuda, y la necesidad de aislarse de la nube de ruido blanco que son las redes sociales no es más que un intento de escapar de la Matrix, las salidas pueden ser erróneas, pero el enfoque del problema no debería ser si esta situación afecta al desempeño laboral o no. Cuando Zizek dice que el anti-capitalismo está dentro del propio capitalismo se refiere a esto, a estas dimensiones placebo que buscan confrontar con las consecuencias de la máquina picadora de carne. La propuesta del capitalismo es en sus dos extremos la misma cosa: en el ala progresista te propone fumarte un porro después del trabajo o, en mi caso particular, mirar memes hasta que se me pase el hastío; en su versión más "conservadora" propone no ser un cagón y afrontar el trabajo como es, la realidad como se presenta, en mi caso, no darle bola a los debates pelotudos de internet. La última opción es una iq bell, la primera es hippismo.

El ágodawn virtual

    Es importante entender que el conformismo es el punk, es el trotskismo, es la crítica, es todo lo que hacen los inconformistas. Una vez aceptado esto podemos entender por qué todo lo que nombré antes no llega nunca a nada: por cagones. El ágora virtual, tema del que ya hablamos en este texto con un colega de emboscadas, supone no solo la dinámica democratizante del debate infinito, cíclico, absurdo y vacío, sino también la constante pertenencia y necesidad de participación, como si la credencial de ciudadano virtual se perdiese si uno no opina de todos los temas disponibles. Exige no solo tener una posición sobre todo lo que acontece, sino también la necesidad de hacerla pública, de compartirla y someterla debates estúpidos.
    Es imposible sostener una dinámica de debate democrático constante, en algún momento alguien se tiene que callar, que decir que no sabe, que no le importa, que alguien tiene razón y otro no. No es viable una extensión hacia el infinito de etapas dialógicas, el diálogo en algún momento termina, no puede extenderse indefinidamente como sucede en el presente. Algún tema debe darse por cerrado alguna vez, alguna opinión debe descartarse, algo debe nunca ser debatido por ser demasiado en sí mismo, no puede valer todo lo mismo todo el tiempo.
    Quizá el problema radique no tanto en la exigencia sino en la necesidad. Las redes han transformado el imperativo de su uso en esta dimensión, no estamos solamente obligados a estar conectados a esta suerte de agodawn virtual, lo necesitamos, es la última coca en el desierto de nuestra validación. Más allá de las dimensiones de poder que imperan, nuestra forma de ser en las redes nos obliga a liberalizarnos, el internet es un proyecto inherentemente liberal. Estamos en la utopía moderna del debate sin fin de individuos compartiendo sus posiciones por más imbéciles que sean, no somos ajenos a esto, somos culpables. No digo que haya inocencia en las corporaciones o que la solución sea hippearla, lo que si creo es que nos sirve sentir que lo que pensamos importa, este blog incluso es una muestra de eso, escribir este texto es una reafirmación de eso.
    Sé que uso terminología que puede molestar, lo hago porque no creo que me lea prácticamente nadie, más allá de un par de amigos, y porque pienso que es necesario. No voy a explayarme en mi defensa de esto, lo harán dos autores de renombre por mí: Slavoj Zizek y Christian de Lugano. Este círculo vicioso de retroalimentación estúpida claramente puede saturar, me sucede constantemente, debo salirme de los debates de las redes porque enloquecen mi mirada. Opino que es una forma tergiversada de seguir esa segunda opción que defendí como una iq bell. Salirse del todo de las redes no solo es imposible, sino que también es intentar salirse de la realidad, nos guste o no las redes son parte importante de lo real. No darle bola a los debates imbéciles es parcialmente una salida, de hecho pasarse con esto es hippearla también, mejor que eso es reírse de los idiotas. Sí, por un lado, agarrarse la cabeza y decir "no pueden estar debatiendo esta pelotudez" es necesario, pero también es fundamental darse cuenta que el mundo es bastante estúpido y una forma de combatir a conciencia es saber que debates dar y como darlos. 

No somos colegas

    No es que uno sea un cerebro prodigioso, pero al menos no soy ustedes. Puede resultar difícil determinar en donde engancharse a debatir, la respuesta más simple es: en casi ningún lado. No somos colegas de pensamiento dedicados a solucionar las propuestas estúpidas de twitter (llamarlo "X" es de liberal), no estamos elaborando una teoría concienzuda al respecto, estamos insultándonos en una red social, hay que tomarlo como tal. Al final nada es tan grave, nadie es tan santo ni tan hijo de puta, las redes distorsionan todo lo distorsionable y hacen parecer que cualquier opinión vale la pena. No vamos a llegar a ningún lado porque no estamos yendo juntos a ninguna dirección, no nos estamos moviendo siquiera.
    Me reservo mi derecho a no opinar de cada debate boludo que las redes les instalan, también defiendo mi derecho a burlarme de la gente que opine boludeces. La vida es un poco así, es bastante liberal en sus formas y en su materia, y para combatir eso hay buscar resoluciones anti-intuitivas porque las respuestas lógicas ya están truncadas. No está mal hincharse las pelotas de las redes y dejarlas un rato, hablar con gente que está viva y de última insultarse en persona, tampoco está mal reírse de alguien que cree que está salvando al mundo en twitter. Ambas opciones conviven porque no queda otra que seguir adelante aunque el mundo se empecine en tirarnos para atrás.

Pedagogía del aburrido

    Por último, pero no menos importante, debo culpar a la logia pedagógica de esto. Sus formas, sus métodos, sus resoluciones y problemas son lo mismo de lo que está hecho el capital del liberalismo reinante en este siglo. Son la máxima expresión del progresismo liberal deformado hasta su más radical estupidez, no nos dejan buscar salidas en ningún lado y encima son el mainstream, son la norma, son la academia. Esa suerte de necesidad de opinar y buscar aportar constantemente a un supuesto cúmulo de saber surgen del germen de una pedagogía del aburrido sujeta a las carencias de dopamina por más de tres minutos. Nada bueno sale de forzar cosas que son naturales en su sentido más profundo. Aun así, no todo está perdido, aún podemos esperar la crisis energética que generará el desarrollo de las IAs, algo que me contó un amigo, o de última apagar el celular un rato. Porque en el fondo todos sabemos que esto que escribí podría resumirse en un: Hahahahahahaha How The Fuck Is Burnout Real Hahahaha Nigga Just Walk Away From The Screen Like Nigga Close Your Eyes Haha"

PD: Como me divierten las contradicciones, a partir de ahora habilité para que puedan dejar comentarios en los textos que subo, veamos que tan idiota (o no) puede ser esta ágora.

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