Noche de Córdoba
El humo ha reemplazado al viento
y nadie fuma tan bien cómo vos,
nadie siente el ardor marginal
del humo besando los ojos de esa forma.
En esta ciudad,
puta como todas las ciudades,
la brea nocturna se disculpa
por quitar seguridad al peatón
pero regala miserias dulces
y envidiables amores obsoletos.
Sólo los románticos y los idiotas
sobreviven a una noche sin whisky
y aunque camines, no hay nada,
ni un sólo bar para refugiados.
Así que te acurrucas solo
en una silla vacía,
a volverte huno con el humo,
a ser un tumor en lo social,
una malinterpretacion divina,
las unicas que sirven en la noche.
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